jueves, 27 de junio de 2013

El Interés


Que nos mueve?

Cuando hablamos del interés casi todos pensamos en ese tipo bancario, ese índice utilizado para medir la rentabilidad o el coste de algo económico, no obstante, a la práxis, no dista mucho o se diferencia del interés personal que debería ser equivalente al amor a uno mismo, a su integridad y catadura moral, a un motivo legitimo de nuestros actos o nuestras decisiones con consecuencia, y aun cuando no es el único regulador ni el fundamento de nuestras acciones constituye un aspecto de todo bien y obra con igual intensidad en todas las esferas de la vida, y más para un masón cristiano.

El ser humano se halla sumido en el cumplimiento del fin económico, pero no lo está menos en atender a su fin espiritual o científico, un ejemplo lo deberíamos encontrar en el Rectificado, donde se reconoce el lenguaje común cuando se afirma la existencia de su doctrina, su fe y su fidelidad.

Decir que el interés nos mueve, es solo un dato o un indicador, pero demuestra y se pone al descubierto por nuestros actos y posicionamientos, en ocasiones se entreve el interés real que siempre exagerado en la importancia de un móvil fundado en el sacrificio individual y abandonado a esa falsa penitencia que degenera egoísmo y la negación primordial.

Al final el interés personal resulta que ni es el asunto de la economía, ni el móvil de la actividad económica, sino que queda reducido a ser un mero aspecto o principio secundario para la ciencia como para la vida, subordinado a la razón y a las ideas del deber y la justicia que parecen quedar relegados a un segundo plano.