domingo, 21 de julio de 2013

la Masonería




Desde su transición, de masonería operativa a especulativa, esta institución ha sido consecuencia de periodos sociales, pocos son los que se han mantenido en la tradición histórica y muchos los que han caído en la trampa de la propia cultura y sociedad profana, transformándose y alterándose sus estructuras, sus  normas y sus costumbres. 

Posiblemente uno de los períodos más significativos para la masonería (entre otros), y que marcaron un antes y un después fue “La Ilustración”, un período que destacó por su deseo de disipar las tinieblas de la humanidad mediante el uso de la razón, por combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía, para construir un mundo mejor, una ilustración que ciertamente iluminó, pero también disipó ......, la revolución conllevó rechazo al cristianismo que fue duramente perseguido, y la fe a Dios se trasladó al hombre.

La revolución, o revoluciones, fue un nuevo renacimiento en todos los aspectos, todo giró en torno al ser humano, alrededor de su razón material, toda organización cercana y sensible al mundo de origen feudalista sucumbió emergiendo esa nueva clase social, la burguesía, y la masonería, como todas las instituciones con componentes cristianos no fue ajena a ese arbitrio.

La subjetividad y las arbitrariedades cometidas arrojan una masonería dispar,  muchos son los que acostumbran a considerar que las escuelas espirituales masónicas están ligadas estrechamente a una ideología anti-religiosa cristiana, pero si nos ceñimos al rigor histórico es todo lo contrario, la masonería como todas las instituciones de la época contenían un fuerte componente religioso y concretamente cristiano y trinitario.

Con la guillotina, la revolución, la persecución clerical tradicional donde eran comunes la prisión y masacre de sacerdotes en toda Francia, la única masonería que era inminentemente cristiana no fue ajena a ello, las luces de todos los colores de las diferentes revoluciones y guerras han tendido a disipar sus usos, sus costumbres, su norma, la tradición, el rigor histórico y con ello,  la vulneración del compromiso libremente contraído y heredado durante generaciones por los llamados liberales, hoy en día pocas, o mejor dicho muy pocas, son las Obediencias que mantiene su origen, su rigor histórico, y aun hoy en día las que mantienen ese rigor son fuertemente cuestionadas y desmerecidas. Han proliferado logias femeninas, mixtas, y de todas las tendencias político-sociales, pero afortunadamente aun quedan pocos reductos de tradición masónica, algo de esperenza para un mundo donde desgraciadamente nos acoge un sinsentido donde todo vale.

El hombre de la postmodernidad es un hombre light", mediocre, sin dimensión espiritual, un ser que rinde culto al cuerpo, a lo meramente estético y quiere lo fragmentario, es un ser débil, osea con pensamiento y discurso débil, es unidimensional puesto que hay una mutilación de las dimensiones del hombre y sólo nos quedamos con lo instintivo. Se produce un desustancialización del hombre en tanto que pierde la esencia, la consistencia y solo importa lo externo, la fachada.

Es un periodo de constante crisis y vacío existencial, ético y moral., y vivimos en una sociedad nihilista: hay ausencia de valores, proyectos, ideales, el culto al placer y al confort, el bienestar marca la crisis de la verdad, todo es opinable y todas las opiniones tienen el mismo valor perdiéndose por ello la confianza, al final la decadencia, una cultura sin compromiso ni rigor, donde todo vale y todo cabe, alcohol, drogas, robos, violencia,  etc... ., y para la mayor de las desgracias se discrimina a quien no se encuentra dentro del marco estético requerido o impuesto por esta sociedad de consumo, vivimos una época frivolidad en todos los ámbitos, una sociedad permisiva donde todo vale, el libertinaje, y los derechos sin obligaciones llevan a mal uso o al abuso donde todo se consume y se tira.

No hay comentarios:

Publicar un comentario